lunes, 5 de agosto de 2013

El arte de describir

Con esta entrada no pretendo dar lecciones a nadie, sino referirme a la importancia que para mí tiene  la descripción.
Cuando leo una novela (o un relato, o un cuento), me incomoda que el autor se limite a narrar de forma aséptica las acciones de los personajes:



Al atardecer, David llegó a un lluvioso Londres.





De esta frase es fácil deducir que el protagonista se llama David y que Londres es el lugar donde se desarrolla la acción. Ahora necesito saber más: ¿cómo este escenario incide en la vida, en el pensamiento y/o en el sentimiento de ese personaje?

Pongamos un ejemplo:

Si nos preguntan sobre lo que vemos en esta fotografía, responderemos: un bosque en otoño. Y no nos habremos equivocado.
Basándonos en esta imagen podemos desarrollar y narrar distintas escenas:


1.- Un paseo con el perro.
2.- Un encuentro secreto de dos amantes.
3.- El caminar apresurado de una niña y de su madre, lavandera y planchadora de una distinguida familia.
4.- El asesinato de un hombre, (…)

Y es ahora cuando entra en escena la descripción. ¿Qué sugiere la imagen? ¿Qué sentimientos y sensaciones aporta al protagonista? ¿Que palabras palabras clave usamos para definirlos?

a.- Alegría // risas // fresco// abrigo // té caliente // cesto cargado de setas….
b.- Pasión // necesidad // temor // nerviosismo // sexo // erotismo…
c.- Rebeldía // esclavitud // dominio. O, por el contrario: nostalgia // decadencia…
d.- Decrepitud // muerte // terror // maldad…

 En este juego asociamos el escenario con la idea, o con la serie de ideas. Podría resultar así:

 1-a: un paseo apacible con el perro despierta alegría, risas, frío, necesidad de tomar un té caliente…

O así:


1-a-d: un paseo con el perro: alegría, risas, fresco..., muerte, terror, sensación de estar vigilada, llanto, maldad…     






La descripción no tiene por qué ser larga hasta el aburrimiento. A veces con una sola frase se expresa todo un cúmulo de sensaciones.

En El susurro de los muertos, de Simon Beckett, el forense David Hunter regresa a su Inglaterra natal después de pasar una temporada en el Centro de Investigación Antropológica Forense (la llamada “Granja de Cuerpos”) de Tennessee. Durante su estancia, han ocurrido hechos terribles, ha sufrido pérdidas importantes, y se ha tenido que enfrentar al mal. Se siente agotado, solo, lleno de angustia y dolor.





En el epílogo de la novela, nos cuenta las sensaciones que percibe David Hunter al llegar  a su tierra:


Llovía en Londres. Después del sol y la exuberancia de las montañas de Tennessee, Inglaterra se me antojaba gris y desabrida.




No nos resulta extraño que llueva en Londres, es algo esperado por un lector que ha aprendido a lo largo de la historia de la literatura que Londres y lluvia son sinónimos (aunque en la realidad no sea del todo cierto).

Pero, ¿qué nos está transmitiendo? Su propia angustia vital, su soledad, la vaciedad de su alma.

Y continúa:


Del blog:
http://teconteque.blogspot.com.es/2012/07/tilos.html
Mi calle presentaba un aspecto distinto. Tardé un momento en saber por qué. Al marcharme, las ramas de los tilos empezaban a verdear, mientras que ahora rebosaban de hojas nuevas.




Y ahora, ¿no nos está indicando la cantidad de tiempo que ha pasado fuera y los cambios que se han producido en su ausencia y en su persona?


 La descripción enriquece la historia, aporta información, además de desarrollar la imaginación y la capacidad de sorpresa del lector.

En la novela Una noche nada más, de Tessa Dare, a Bramwell, teniente coronel del Ejército británico, se le concede un título y una propiedad. Cuando esto ocurre, los lectores, imaginamos un castillo, o una hermosa casa señorial, que de alguna manera sea un premio para alguien que ha dado sus mejores años a Inglaterra (a lo que nos tiene acostumbradas la novela romántica), sin embargo la realidad es otra, en un giro casi cómico del destino. Lo que nos deja pasmados, y además nos produce pena y risa a un tiempo:

Dunnotar Castle (Escocia)
Las ruinas del castillo se asentaban encima del borde de un risco que parecía una punta de flecha verde sobre el mar. Cuatro torres de piedra, algunos arcos aquí y allá, un trozo de muro… Eso era todo lo que quedaba. Al fondo el mar azul del Canal de La Mancha, ahora de un precioso tono más oscuro por la proximidad de la noche.
Reinó el silencio durante un largo minuto mientras los hombres observaban la escena. Ella también permaneció callada, intentando ver la fortaleza con nuevos ojos. Cuando era una adolescente se había enamorado de ella. Al mirar el castillo como una pintoresca ruina, sus paredes ausentes y el cielo como único techo, eran sus mejores rasgos. Las partes perdidas invitaban a soñar, inspiraban la imaginación. Son embargo, si se escrutaba como una posible residencia, suponía que las paredes que faltaban crearían serias dudas.  O quizás urticaria.

En resumen, para mí, el uso adecuado de la descripción no solo enriquece un relato sino que además hace creíbles a los personajes y a las situaciones en las que se encuentran.
 



10 comentarios:

  1. Una entrada muy bonita, Lydia, me ha encantado. Estoy totalmente de acuerdo contigo, las descripciones adecuadas ayudan a imaginar la escena ;)
    Besos,

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  2. El artículo es importante por su contenido, pero aún más por la demostración de leer analizando, buscando técnicas, encontrando formas.

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  3. Muy bonito artículo, Lydia, además coincido en el enfoque. Me gustan encontrarme más que con descripciones detalladas de un objeto o un paisaje (que normalmente terminan por cansarme) con trazos que definan un estado de ánimo o un sentimiento. Con imagenes que te transporten sin que ni siquiera te des cuenta.

    Un saludo!!!

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  4. Sin embargo a mí me aburre muchísimo cuando me describen todo. Como escritora y lectora, prefiero que me regalen pinceladas a lo largo de la historia. Ahora me dan un dato aquí, otro allí, otro un poco más adelante y, cuando al fin finalizo la lectura, tengo el cuadro completo en la mente. Lo prefiero a esas aburridísimas descripciones en las que me cuentan todo lo que hace o siente el personaje, o cómo es el ambiente que lo rodea.
    Supongo que, para gustos...

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  5. Me ha gustado mucho tú entrada y estoy de acuerdo contigo, una buena escena está completa con una buena descripción, así podemos verla en nuestra mente con total claridad.
    Besos!!!

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  6. Una nueva lección de la, para mí, magistral profesora de descripciones. Abundan en LOS OJOS DEL BOSQUE, pero cada una transmite algo diferente. Totalmente de acuerdo contigo. Las descripciones como vehículo de emociones y no como simples visiones de algo, son indispensables para una buena novela. Como ejemplo, la tuya, claro. ;)
    Besos, guapa!!

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  7. Gracias por vuestras palabras. para mí, la descripción es básica. No termino de entender los escritos en los que solo hay diálogo y una sola línea narrativa. Me cuesta imaginar situación y entorno.

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  8. Muchas gracias por vuestras palabras. Por supuesto que voy a conocer vuestro espacio. Y sé que me va a gustar.

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  9. No puedo estar más de acuerdo con esta entrada. El lector necesita "ver" por dónde se mueven los personajes porque si no parece como si todo flotara en la nada. Eso sí, las descripciones larguísimas en las que se abusa de las imágenes en plan "preciosista" no las puedo resistir.

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    1. La descripción, como la narración, o los diálogos, tiene que estar hecha en su justa medida.

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